Hace algo más de un año que
comenzaron las revueltas en el norte de África. Primero en Túnez con la inmolación de Mohamed Buazizi para inmediatamente después extenderse a
Argelia, Marruecos y todo el Medio Oriente, las revoluciones árabes están suponiendo
una reconfiguración geopolítica de esa zona con importantes repercusiones tanto
en el ámbito regional como en el plano internacional. Las victorias electoralesde los Hermanos Musulmanes en Egipto, Túnez y Marruecos ponen de relieve que la tendencia regional de
las manifestaciones ha desembocado en un empoderamiento político de partidos de
tradición suní; por primera vez en la historia un partido del islam político ha
formado gobierno en Túnez y Marruecos. En cambio, en países como Yemen, Libia o
Bahréin, donde los intereses de potencias extranjeras estaban en juego, las
movilizaciones, por unas u otras razones, dieron paso a una internalización de
esos conflictos.
Ahora la
atención internacional se ha desplazado a Siria, donde lo que comenzó siendo en
Deráa una protesta local se ha convertido en una guerra civil que ya se hacobrado la vida de más de 9000 personas.